martes, 4 de febrero de 2014

Peripecias de mamá: El sentimiento de culpabilidad



Si eres madre y trabajas fuera de casa, seguro que alguna vez (o todos los días) te has sentido culpable por dejar a tu hijo en casa de los abuelos o en la guardería y marcharte a trabajar. Con suerte, podrás ver a tu hijo tres o cuatro horas por la tarde, después de pasarte todo el día fuera de casa, cuando más te apetece tirarte en el sofá a descansar, un nuevo sentimiento de culpabilidad por ser egoísta.

No eres la única. Las políticas de conciliación en España son escasas, por no decir inexistentes, y pocas empresas cuentan con un horario “a la europea”. Te queda la opción de pedir reducción de jornada, con la consiguiente reducción de sueldo, y pasar al olvido a la hora de los ascensos. Eso si te la dan, porque a pesar de que es un derecho, algunas no pueden ejercerlo.

En mi caso, apenas paso un par de horas con mi hijo antes de que se quede dormido, y aunque intento poner mis cinco sentidos en esas dos horas, hay días que es imposible. Después me di cuenta que si no quiere dormir por las noches es porque quiere estar conmigo, y que le coja en brazos. O se despierta a medianoche llorando, y solo se calma cuando nota que le toco o le hablo. ¿Será que me echa de menos?
Recuerdo el primer día que me reincorporé al trabajo después de la baja. Aún tenía jornada reducida, y aparecí en casa a las cuatro de la tarde. ¿Sabes que hizo el niño cuando me vio? Volver la cabeza para no mirarme. Y me sentí la peor persona del mundo por abandonarle.

Después leo que en Cataluña están intentando reformar los horarios laborales.  Espero que esto sea una realidad para todos en todas partes algún día. Y las madres podamos olvidarnos del sentimiento de culpabilidad.

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